Una gran ola de energía, llena de códigos de luz y que emana desde el centro de la Vía Láctea, está penetrando en los nuevos territorios del espacio que nuestro sistema solar está atravesando actualmente en su viaje por el cosmos. Esa energía se está introduciendo deliberadamente en nuestro mundo para mejorar y afinar rápidamente la conciencia humana en múltiples niveles de la realidad.

El cosmos está lleno de vida, y civilizaciones avanzadas en cuanto a la conciencia están distribuyendo sus conocimientos y logros por todo el campo de la existencia utilizando frecuencias de luz mediante ondas portadoras de información. Una influencia masiva de radiaciones cósmicas, cada vez más importantes, aporta patrones y códigos de soluciones pacíficas y verosímiles para los retos que estamos afrontando a nivel global, revelando a la humanidad una comprensión más amplia del diseño de la existencia.

Una vez seleccionados, estos códigos pueden elevar la conciencia humana con el fin de que pueda resolver los importantes conflictos que actualmente separan a la humanidad debido a guerras, avaricia y tiranía. La multiplicación del caos y de la confusión en la sociedad mundial está estimulando a la humanidad para que despierte y vea un orden superior de valores. Somos más fuertes de lo que creemos y, teniendo esto en mente, debemos permitir que el multiverso nos gratifique con algo extraordinario y más grande de lo que nos podemos imaginar.

En rotación sobre su sesgado eje, la Tierra es como una preciosa joya que irradia su brillo a las profundidades del espacio y el tiempo. Desde nuestro punto de vista, desde la Tierra, el Sol y la Luna parecen tener el mismo tamaño: sin embargo, en realidad, si el Sol tuviese el tamaño de una pelota de playa, la Luna no sería más que un grano de arena.

Las posiciones precisas de la Tierra, de la Luna y del Sol permiten que ciclos de eclipses ocurran periódicamente y ejerzan un profundo y poderoso impacto sobre todo el sistema de la naturaleza. Los eclipses suceden según determinados ciclos que metódicamente interrumpen el ritmo normal de los patrones firmemente establecidos entre la luz del día y la oscuridad. Los eclipses inician cambios al estimular nuevos niveles de una intensa interrelación; básicamente, remueven la «cacerola» de la conciencia. El eje oblicuo en relación con la órbita del Sol provoca el cambio de estaciones: cuanto más nos alejemos de las zonas de influencia del ecuador, más dramáticamente aumentarán las variaciones en cuanto a las temperaturas y las horas de luz y oscuridad.

Nuestros cuerpos crecen gracias a la luz solar; hasta el sistema de la naturaleza funciona gracias a las vibraciones de luz pulsante.

Se sabe que los equinoccios de verano y otoño aportan un antiguo código de equilibrio en la Tierra y todas sus criaturas. Dos veces al año, el Sol se sitúa sobre las zonas del ecuador creando una distribución equilibrada de luz del día y de oscuridad, tanto en el hemisferio norte como sur. Este equilibrio aparente entre las horas de luz diurna y la oscuridad funciona como un botón de reset para realinear y actualizar tanto el sistema de la naturaleza como el de la humanidad. Nuestros cuerpos crecen gracias a la luz solar; todo el sistema de la naturaleza funciona gracias a las vibraciones de luz pulsante.

La información se distribuye mediante frecuencias de luz de modo que cuando las horas de luz diurna disminuyen o aumentan, nuestra conciencia resulta profundamente afectada. Con menos luz, en los meses de otoño e invierno, es natural que viajemos hacia dentro para reflexionar y reevaluar el lugar que ocupamos en ese juego de la existencia (que tiene que ver con el manejo de la energía en todos sus aspectos cósmicos).

Cuando aumenta la luz nos sentímos más atraídos a salir fuera de nuestro entorno para jugar, crear e iniciar cosas.

Cada año, durante la primavera, la naturaleza satisface su promesa de renovación. Cuando el campo se despierta de su sueño invernal, también nosotros despertamos. Las células de nuestro cuerpo advierten el aumento de luz y responden empujando suavemente nuestra conciencia para que se estire y alcance la realidad externa, para ponerse en marcha, para manifestar las ideas sobre las que hemos estado reflexionado durante las lunas más tranquilas del invierno.

Nuestras células saben que un aumento de luz es una oportunidad para crecer y expandir la conciencia. Cada primavera, nuestro cuerpo es estimulado para unirse a las nuevas frecuencias de luz para encontrar y emparejarse con las más intensas e integrarlas en nuestro almacén celular personal de conocimiento. Nuestra conciencia se expande junto a la luz, porque las frecuencias de la luz que penetran en nuestro cuerpo hasta el nivel subatómico están cargadas de símbolos que transmiten información.

El multiverso mantiene contacto con todas las dimensiones y versiones de la realidad gracias a una elegante red de frecuencias electromagnéticas interconectadas. Conforme se alargan las horas de luz diurna, nuestros sentidos se van desarrollando nuevamente y, al igual que las plantas, aprendemos a ajustarlas a los cambios de la atmósfera, que incluyen nuevos niveles de sensibilidad con respecto a las radiaciones del espectro sostenido por la luz. La radiación es energía que se emite en partículas o en ondas y que se aparta de su fuente. En el cosmos, la energía emitida por un cuerpo es transmitida mediante la longitud de onda a lo largo del espectro electromagnético a través del espacio para ser absorbida por otro cuerpo.

Desde una perspectiva terrenal, las frecuencias se miden en hercios, es decir, el número de ciclos por segundo que se mueve la energía en una longitud de onda. Cuanta más alta sea la frecuencia, más corta será la longitud de onda: formas de onda que tienen frecuencias más altas provocan una fusión, lo que causa que frecuencias más débiles se unan y resuenen con ellas (algo similar a lo que pasa con las vides que se unen para ascender a un árbol y llegar a la luz).

Nosotros somos una fuerza cósmica que produce su propia forma de radiación gracias a los pensamientos y sentimientos.

La gente de todas partes se están tornando cada vez más sensibles a los efectos causados por el aumento de la energía procedente de radiaciones cósmicas. En este momento, vivir en la Tierra supone aprender cómo manejar la energía desde la perspectiva del cuerpo físico. Aceptar la creciente toma de conciencia de que el pensamiento crea la realidad constituye el fundamento para la transformación de la conciencia y del despertar espiritual de la humanidad. Aunque existan otras formas de inteligencia cósmica que ofrecen su sabiduría superior para que podamos navegar por estos tiempos, es nuestra responsabilidad elevarnos por encima de la permanente tiranía del miedo y aplicar el poder de nuestra mente consciente para crear la realidad.

Al igual que otros ofrecen su ayuda a nuestro mundo, todo lo que aprendemos y logramos en la realidad física se extiende como frecuencia de inspiración al campo de la existencia, y algunas realidades esperan ansiosamente nuestra contribución. Nuestros logros personales y colectivos suponen una contribución importante a todas las realidades; nuestras victorias son regalos que nutren las frecuencias de la versión humana de una transformación espiritual.

El continuo flujo de intensa energía cósmica activará nuevos grados de conciencia emocional y expresión que, a su vez, desarrollarán nuestra sensibilidad psíquica; estas energías nos estimula a alcanzar una nueva comprensión de nosotros mismos respecto a nuestro poder para crear sea lo que sea, siempre y cuando dirijamos nuestra energía y atención a alguna meta. También es importante recordar que para anclar los códigos de una conciencia expandida en la realidad física tenemos que mantener no solo el equilibrio en todos los aspectos de nuestra vida, sino también ser conscientes de cómo comportarnos.

El Sol gobierna nuestro sistema solar; la vida (tal y como la conocemos necesita una fuente de luz para florecer. Una actividad solar inusual y sin precedentes continuará ofreciendo frecuencias de gran radiación a nuestro sector de la existencia a lo largo del nanosegundo. Esas transmisiones modifican el tapiz de la realidad física. La radiación cósmica tiene un poderoso efecto sobre nuestro cuerpo, porque una mayor actividad en los ciclos crea una estimulación y comunicación más intensa a nivel celular. La energía cósmica interactúa con nosotros y con nuestra versión del campo de la existencia al perforar las capas de patrones en el ADN, que han sido codificados con una perfecta acumulación de percepciones ancestrales a lo largo de las generaciones.

La energía puede reorganizar nuestras percepciones y situarlas en una nueva perspectiva donde nos resulte más fácil desentrañar cualquier patrón emocional autodestructivo (como puede ser el victimismo o el miedo, el odio o la venganza y la violencia); al ver y entender el propósito de estos sentimientos también podemos situar los sucesos en un marco más amplio e interconectado de causa y efecto. Para dejar atrás el infinito y aburrido lazo de repeticiones en el camino de la carencia de poder, tenemos que tomar una decisión y luego imaginar creativamente nuestro propio éxito.

El espacio y la estructura internas de nuestros átomos se pueden comparar con la inmensidad de los cielos. Al igual que el espacio sideral está lleno de estrellas, a nivel subatómico, en nuestro interior abundan patrones rutilantes de luz. La radiación cósmica viaja por el espectro electromagnético y transporta patrones de energía que son como mapas y heliografías para localizar y construir realidades probables. Cuando estas poderosas frecuencias se mezclan con nuestras células, nuestro sistema nervioso convierte esas señales cósmicas en energía eléctrica, de manera que los mensajes llegan tanto al cerebro como a todo el cuerpo en general.

Los receptores celulares aceptan esas frecuencias y permiten que pasen por las membranas celulares para viajar por las profundidades del espacio subatómico interno. Salen y entran de esta realidad interna al igual que una lluvia de meteoritos que embellece el cielo aterciopelado de la noche. Del mismo modo que las palabras son símbolos para reflejar ideas, esas luces rutilantes son símbolos que transportan códigos de los patrones para que exista un gran número de elecciones posibles y de opciones para mejorar la realidad física; no obstante, la decisión es nuestra; nosotros elegímos los códigos que implican el camino de recuperación del poder.

Los códigos y patrones ofrecen instrucciones que las células pueden utilizar para mantener nuestro cuerpo en un nivel superior de conciencia con el fin de que podámos adaptaros a los grandes cambios sociales y de medio ambiente característicos de estos tiempos. Las células pueden leer el medio ambiente. La célula identifica todo como frecuencias vibracionales. La energía de la fuerza vital, de hecho, está en el medio ambiente y pasa por las células para ofrecer una ilimitada variedad de selecciones potenciales.

Nuestros genes están programados para responder a los estímulos y, con los nuevos códigos que recorren nuestro cuerpo, el ADN puede ser aprovechado como una tabla de circuitos electrónicos con las diversas señales desedificadas y traducidas a nivel subatómico. El Sol, junto con una selección de otras fuerzas cósmicas, juega el principal papel durante estos tiempos de transformación, ya que entrega frecuencias que nuestro cuerpo, nuestras células y nuestra mente consciente pueden utilizar para mejorar la vida. Cuando nuestro sistema solar pase por las nuevas áreas del espacio, el Sol traducirá los códigos de la conciencia que van apareciendo y los distribuirá elocuentemente por todo el sistema.

Nuestro cuerpo es muy receptivo en cuanto a las frecuencias de luz que llevan instrucciones codificados para navegar por el tapiz de la realidad multidimensional

Recordemos que, para experimentar las cualidades únicas de la realidad física, nuestro ser espiritual ocupa un cuerpo físico. De hecho, puede elaborar mecanismos para leer códigos y para analizar el entorno. Nuestro cuerpo se adapta con facilidad y es muy receptivo en cuanto a las frecuencias de luz que llevan instrucciones codificadas para navegar por el tapiz de la realidad multidimensional. Al contrario que la mente consciente, las células, las moléculas, los átomos y las partículas subatómicas operan con una inteligencia que no está confinada al tiempo lineal.

Nuestro ADN está impregnado de un cúmulo de percepciones ancestrales y memorias de otras vidas que sirven como fundamento para nuestra identidad física. Un sistema interno de comunicación mantiene los órganos, la continuidad de nuestra memoria, nuestra habilidad para moveros y funcionar. Simultáneamente, evalúa y mantiene una miríada de comunicaciones entre las situaciones presentes y futuras que afectan a nuestra actual realidad.

Cualquier visión del tiempo puede ser reinterpretada cuando se ve desde otro ángulo. Una nueva visión de eventos pasados, presentes y futuros crea un camino alternativo para la conciencia con el fin de que se mueva, explore, se expanda y sane. Aunque participemos en la vida creyendo que somos plenamente conscientes de lo que está ocurriendo, otros aspectos de nosotros mismos coexisten simultáneamente con nuestra conciencia. Estos otros aspectos son más conscientes de nuestra multidimensionalidad que nuestra propia mente consciente; además, son capaces de funcionar fuera de nuestro cuerpo utilizando las mismas células, las mismas moléculas y los mismos órganos simplemente con una adaptación a una frecuencia diferente. Ellos perciben visiones genuinas de la realidad de la que nosotros y otras partes de nosotros pueden ser completamente inconscientes.

Nuestro cuerpo está funcionado continuamente como un mecanismo que alce los códigos de muchos niveles: los códigos del baile de la conciencia a través del vacío interno y externo con el propósito de sembrar y formar realidades mediante patrones energéticos. Los patrones son símbolos y señales que la conciencia puede explorar (como los marcadores de un mapa, e indican el camino hacia varios cruces cósmicos de energía donde se funden las realidades).

Los códigos que entran nos estimulan para reevaluar conscientemente nuestras ideas respecto a nosotros mismos, así como para elevar los pensamientos por encima y por debajo de nuestros limites autoimpuestos, al igual que los que la sociedad ha impuesto debido a que aún vive en la negación. Para estar completamente al día, los códigos deben ser seleccionados e integrados por nuestra mente consciente.

EJERCICIO
Relajemos nuestra lengua por unos momentos, separemos suavemente la mandíbula y centremos la atención en !a respiración. Mientras seguimos leyendo, aclaremos la garganta, estiremos la columna y abramos el pecho rotando los hombros hacia atrás para alinearlos con la columna. Ahora, utilicemos nuestra imaginación para visualizar un flujo energético de espirales doradas que penetran en el cuerpo cuando inspiramos oxígeno y la fuerza vital hasta el fondo de nuestros pulmones. Sigamos conscientemente la sensación de expansión y contracción de nuestros pulmones y también observemos el movimiento hacia fuera y hacia dentro de nuestro diafragma. Imaginemos que las espirales de energía traspasan rápidamente las paredes pulmonares para enriquecer el torrente sanguíneo con los últimos códigos de la conciencia. Mientras seguimos respirando profunda y rítmicamente, dirigimos la conciencia al mundo interior de nuestro cuerpo para considerar las versiones de realidad en las que participan nuestras moléculas, átomos y partículas subatómicas. ¿Con quién se están comunicando? ¿Qué están transmitiendo? Aprovechemos el profundo ritmo de nuestra respiración, que se mezcla con nuestras células, y permitamos que ellas nos muestren lo que saben.

Una mayor capacidad de estar atento se basa en la habilidad de leer y discernir símbolos para reorganizar el significado de los patrones y ciclos.

Tanto en el mundo interior como en el exterior, una mayor capacidad de estar atento se basa en la habilidad de leer y discernir símbolos para reorganizar el significado de los patrones y ciclos gracias a la observación. Los símbolos son la interface entre el campo de la existencia y la conciencia. Los símbolos son una manera de impregnar este campo de significado. Cuando prestamos atención al baile de las energías sutiles, la realidad se modifica debido a la intervención de nuestra conciencia. Nuestras percepciones alteran el tapiz de la realidad para adaptarse a nuestras expectativas; cuando confiamos en nuestros pensamientos respecto a la experiencia de nuevas realidades, creamos una nueva forma de onda de conciencia, que alberga nuestras intenciones a nivel subatómico y busca mezclarse con las probabilidades.

La naturaleza de nuestra realidad es enormemente rica en cuanto a significado. Todo en nuestro mundo es simbólico, y los símbolos expresan y descodifican ideas mayores. Nosotros somos una representación simbólica de nuestra identidad interior. Nuestro cuerpo alberga un mapa bien estructurado de fuerzas energéticas entrelazadas; las líneas de las palmas de las manos, de la planta de los pies, los ojos, la estructura facial, la forma de nuestro cuerpo, nuestra manera de estar de pie, cómo hablamos y nos movemos, todo transmite una enorme cantidad de información sobre quiénes somos. Nuestro particular estilo de escribir y cómo formamos los símbolos del alfabeto, los datos astrológicos de nuestro nacimiento y la numerología ofrecen una visión más amplia de las capas de intenciones con las que estamos jugando en este juego de la existencia.

Dentro de la actual cultura mundial, uno de los problemas del juego de la conciencia en la realidad 3D ha sido olvidar que formamos parte de la existencia. Tuvimos que romper conexiones con otros niveles de realidad para separarnos durante un tiempo de nuestra mayor identidad y no conocer, aparentemente, los detalles de un plan más amplio a nivel de conciencia. Aunque existen muchos niveles de juego en este campo, puede resultar definitivamente una tarea dura y amenazante estar, aparentemente, separado de la conciencia de nuestro yo superior. No obstante,  nuestro yo superior sigue trabajando con nosotros desde un lugar suspendido en el tiempo para mostrar realidades positivas, con abundantes propósitos posibles.

Cuanto más hábiles seamos de reconocer patrones en los símbolos de la realidad 3D, con mayor rapidez aprenderemos a restablecer el contacto con nuestro yo superior abriendo y activando códigos para nuevos y mejores niveles de probabilidades. Recordrmos que el pensamiento consciente es una fuerza poderosa; se extiende a las realidades más allá de nuestra conciencia y afecta tanto a nuestra materia física como a otras capas de la vida. Mientras una parte de nuestra identidad está focalizada firmemente en el presente, la conciencia a nivel subatómico hace patente una existencia sin limitación de espacio (es decir, no hay paredes o fronteras que separen el espacio y el tiempo). No tener limitación de espacio significa estar en todas partes a la vez (omnipresente en toda la existencia). Y ésta es la manera en la que nuestras células son precognitivas.

Cada momento es importante, ya que alberga insospechadas elecciones: por ello, debemos asumir totalmente la responsabilidad de cada momento.

De hecho, nosotros elegimos las versiones probables de la realidad con la misma facilidad que elegimos lo que queremos comprar en un supermercado. Cada una de las decisiones potenciales a las que nos enfrentamos crea un vórtice energético (un punto de poder donde las potenciales realidades esperan ser elegidas). Cada vez que tomamos una decisión, seleccionamos un vórtice personal de energía para reforzar nuestra versión del mundo. Cuando nuestra mente permanece clara y nuestro cuerpo funciona de manera óptima, resulta mucho más fácil focalizar la atención en una versión de la realidad que decidimos ocupar conscientemente.

Cuando seleccionamos y dirigimos los pensamientos con una clara intención y realmente centramos nuestra atención en una parte específica de la realidad, es como si ajustásemos el dial de una radio para escuchar una frecuencia determinada. La intención se extiende más allá del presente. hasta el pasado y el futuro, porque el pensamiento no está confinado por el espacio y el tiempo. En un sentido más amplio, los pensamientos exploran libremente el multiverso no limitado por el espacio y crean nuevas realidades en cada momento pasado, presente y futuro.

Nuevos eventos pueden ocurrir en «cualquier momento», y cada «ahora» está ocupado en crear una nueva versión de sí mismo. Nosotros elegímos y podemos elegir siempre. El multiverso está en continuo movimiento buscando el equilibrio ideal para sustentar cada una de las partes de sí mismo. Como ahora ya somos plenamente conscientes, parte de nuestro reto consiste en despertar nuestra conciencia para ver un propósito mucho más grande de la vida. No permanecemos inmóviles o destinados a una versión destructiva de la realidad (la realidad es refrescada y nuevamente seleccionada en cada uno de los momentos). Y esto, queridos amigos, deberíamos recordarlo.

Nuestros ancestros eran capaces de navegar por la realidad con maneras y formas que son completamente ajenas a la mayoría de las personas del mundo moderno.

Nuestros ancestros, tanto aquellos muy lejanos como los del pasado más reciente, eran capaces de navegar por la realidad con maneras y formas que son completamente ajenas a la mayoría de las personas del mundo moderno. Prácticamente toda la historia escrita ha sido purgada de los fascinantes aspectos de la vida que contenían experiencias de versiones paranormales de la realidad.

A lo largo del tiempo, los seres humanos hemos sido manipulados para que creyéramos que éramos menos de lo que realmente somos.

En otros tiempos, la gente estaba más capacitada para navegar y jugar con la realidad por el simple hecho de disfrutar. Ellos conocían la alegría que supone explorar la existencia sin límites, además de ser capaces de activar los códigos del ADN para retornarlos a su morada. Ellos eran conscientes de su lugar en el tiempo sin ser limitados por ello, no les hacía falta la tecnología que necesitamos ahora para ir a Marte, ni tampoco precisaban la previsión meteorológica para anunciar una tormenta que se aproximaba. La gente sabía cómo viajar por el cosmos y explorar su realidad más amplia; los mayas conocían el agujero negro en el centro de la galaxia de la Vía Láctea; sin embargo, desde el punto de vista de la moderna astronomía, esto es un descubrimiento reciente.

Nuestros ancestros sabían que sus sentidos estaban interactuando con la naturaleza y, cuando querían que alguien se ocupara de sus hijos, creaban vórtices energéticos en torno a su árbol favorito. Entonces podían caminar por el bosque y por el campo manteniendo la comunicación con el árbol, y el árbol utilizaba su propia energía para colaborar con la madre y el padre para vigilar a los niños. Hace tiempo que la gente sabía que el sistema de la naturaleza era una parte esencial de la vida y utilizaban este conocimiento para poder sobrevivir y crecer en cooperación con el mundo natural.

Una de la batallas más revolucionarias para controlar la mente humana comenzó hace miles de años, cuando la religión organizada intentó alejar a la gente de su conexión sagrada con la naturaleza, convenciéndoles de que había que «honrar a los dioses» en edificios que imitaban la majestuosidad de la naturaleza. Mucho más tarde, cuando apareció la revolución industrial, a finales del siglo XVIII, tuvo lugar una separación de la naturaleza aún más importante. El paso acelerado del cambio económico construía fábricas en las ciudades que, a su vez, crearon un drástico aumento de la población, ya que la gente abandonaba el campo para vivir una vida urbana. La locura y la enfermedad se volvieron más comunes cuando la gente perdió su conexión con la naturaleza y, más tarde, incluso se perdió la habilidad de diferenciar una línea del tiempo de otra.

Una acumulación de creencias sociales y culturales rígidas que limita los confines del tiempo y del espacio nos ha desconectado de nuestro aprendizaje directo con la naturaleza. La resultante confusión sistémica dentro de nuestros circuitos celulares se ha convertido en algo nefasto para el crecimiento espiritual de la humanidad. En los tiempos actuales, la humanidad está profundamente imbuida en el cumplimiento de un crucial acuerdo colectivo para restaurar las capacidades de lectura de los códigos del cuerpo físico. Al reclamar nuestra heredada habilidad de centrar la atención consciente en torno al campo de la existencia, experimentaremos un conocimiento directo y seremos capaces de distinguir entre la verdad y el engaño. Es imprescindible que reclamemos estas habilidades para llegar más allá de los confines de la realidad física, así como para entender el poder y la intención de las fuerzas que nos retan a despertar.

La confusión intencionada se está intensificando en el mundo entero; discursos políticos y sexuales se utilizan para confundiros a propósito, desmoralizarnos y separar a la humanidad en dos facciones opuestas. La ola aparentemente sin fin de propaganda de guerra y una cortina de humo de información de doble sentido escrita para programar la conciencia humana seguirán ofreciendo una versión de la realidad dominada por los presagios de terror, desesperanza, caos, muerte y desespero. Incluso los gobiernos políticos de nuestro planeta parecen actuar fuera de control; desde una perspectiva más amplia, el rastreo elocuente de mentiras y engaños estimula la creciente intención de despertar nuestra verdadera identidad espiritual mientras ocupámos una forma humana durante estos tiempos de tumultuosa transformación.

Siempre y cuando se mantenga el sentido espiritual común, una agenda de hechos basados en el miedo no tiene posibilidad alguna de establecerse en una mente despierta. La atención consciente, queridos amigos, es la clave para desvelar los misterios del multiverso. Y, al igual que los «hobbits», que descubren sus fuerzas durante el viaje por el centro de la Tierra, también nosotros descubriremos nuestra propia fuerza.

Estamos integrando energías cósmicas con el propósito de restaurar la función de los códigos específicos de /a conciencia dentro de la forma humana.  La realidad física se basa en un proceso creativo. Los conceptos que compartimos con nosotros en estos tiempos cumplen con el propósito de refrescar nuestra memoria y recordarnos nuestro poder de implantar cambios en la realidad física. Ha llegado el momento de activar nuestra imaginación, aclarar nuestras intenciones, focalizar nuestra energía, emprender acciones y esperar resultados. Estamos integrando energías cósmicas con el propósito de restaurar la función de los códigos específicos de la conciencia dentro de la forma humana.

Debemos responder ampliando nuestro campo de posibilidades y confiar en nuestro poder dentro del esquema de la existencia. Un marco mucho más amplio sostiene la versión positiva de la realidad en la consentimos participar. En una frecuencia más allá, formas de inteligencia observan, interactúan, cooperan y sostienen nuestra versión de la realidad. Se nos aconseja es que seamos muy claros acerca de para que estamos disponibles y para qué no lo estamos; de esta manera será mucho más fácil recibir las mejoras apropiadas de las energías cósmicas y evitar que el ordenador de nuestro cuerpo resulte infectado por un virus de vibraciones inferiores.

Durante estos tiempos de cambios de percepción se nos examinará para fortalecer nuestra resolución y demostrar nuestra versión del poder del espíritu humano. Mientras formas de onda de energía que no podemos ver nos están ajustando, nuestro cuerpo recibe un nuevo circuito que se está perfeccionando para adaptarse a la energía acelerada. Nosotros elegimos los códigos que más se ajustan a nuestros valores e intenciones. Todas las realidades ocurren simultáneamente, cada una fortalecida por el poder de los pensamientos y emociones invertidas. De modo que la cuestión más importante se reduce a: ¿En qué programa queremos estar presentes?

Ampliar nuestra mente más allá del acuerdo colectivo que estructura la realidad 3D es un logro que nos aporta poder personal y que añade mayor conciencia y comprensión significativa acerca de los «porqués» y «para qué». Estamos aquí para aprender cómo manejar la energía (las complejidades de nuestra propia energía individual, junto con el campo de la existencia mágico y místico). Tanto colectiva como individualmente esto no es una pequeña tarea. En cada avenida de la realidad, resulta imprescindible entender cómo las influencias gobernantes de las leyes cósmicas y espirituales operan conjuntamente con los antiguos acuerdos colectivos que guían nuestra relación en el campo de la existencia, mientras aprendemos que nuestros pensamientos no sólo crean la realidad, sino que interactúan a muchos niveles de la mente y en las múltiples capas de la realidad.

Seguimos con mas informacion al respecto en la siguiente publicacion.

Por un Mundo Mejor,

Todos juntos en La Victoria de La Luz.

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