La enfermedad es un gran negocio: La terrible verdad.

Caso en cuestión: Los norteamericanos gastan más en salud que la mayoría de la gente en el mundo y aún así están más enfermos. Sufren de incidencias más altas de cáncer, enfermedades cardiovasculares, diabetes, artritis reumatoide, problemas pulmonares y una gran cantidad de otras enfermedades a pesar de que todas ellas son prevenibles y curables.

Sí, es triste reconocer que, a pesar de los gastos masivos en tratamientos médicos y medicamentos, los norteamericanos estén más enfermos que nunca antes en nuestra historia. Uno podría preguntarse por qué los llamados “medicamentos milagrosos” fabricados y promocionados por las compañías farmacéuticas—sin mencionar los muy publicitados “grandes descubrimientos”—no han evitado ni curado las enfermedades en este país.

Esta es la respuesta: La enfermedad es un gran negocio.

Los norteamericanos gastan más de 2 trillones de dólares en salud, y se espera que esta cifra alcance los 3 trillones al final de la década. Más de 1 trillón de dólares del gasto es en medicamentos farmacéuticos.

Con esta clase de ventajas para las empresas no hay ningún incentivo por parte de la industria farmacéutica para promover una mejora en la salud. Es el negocio más rentable del mundo, y goza márgenes comerciales de un promedio del 30.000% a 50.000% en medicamentos farmacéuticos sobre el costo de las materias primas. ¡Algunas veces sus márgenes de beneficio alcanzan el 569.000%! Ningún empresario en su sano juicio se atrevería a soltar esos beneficios y haría casi cualquier cosa para asegurarse de que la gallina de los huevos de oro permaneciera intacta.

Como resultado, la industria farmacéutica ha creado un consorcio compuesto por un ejército de grupos de presión que influencian no sólo a todo el sector médico sino también al congreso estadounidense y, consecuentemente, a la población norteamericana por igual. Las compañías farmacéuticas gastan enormes cantidades de dinero para hacer que los médicos receten sus medicamentos a los pacientes; para hacer que el público americano crea, gracias al aluvión de anuncios de medicamentos, que tiene un problema de salud; y hacen que el congreso apruebe la legislación para asegurar que su rentabilidad continúe.

Caso de referencia: Un reportaje investigativo recientemente emitido en el popular programa de la CBS Sesenta Minutos reveló que “los individuos pertenecientes a los grupos de presión de la industria farmacéutica—que gasta alrededor de 100 millones de dólares al año en contribuciones a campañas y en gastos destinados a cabildear para proteger sus beneficios superan 2 a 1 a los congresistas.” Debido a esto, el consorcio farmacéutico casi nunca pierde una batalla política que afecte su resultado económico. De hecho, en los últimos 8 años se han presentado ante la Cámara de los Representantes más de 1.500 proyectos de ley relacionados con asuntos farmacéuticos, y las compañías farmacéuticas, casi sin excepción, consiguieron lo que buscaron.

La Farmacéutica Mundial. Adivinen quienes son los dueños?

La industria farmacéutica mundial tiene más que ganar cuando la gente está enferma que cuando está sana. Así pues, fabrica medicamentos que solamente alivian los síntomas pero no curan la enfermedad. Hay intereses creados en mantener a las personas enfermas, porque el dinero está en los medicamentos  destinados a las enfermedades persistentes.

Sin embargo, la ingeniosa propaganda de las empresas farmacéuticas, que hace que se les vea como las salvadoras de la humanidad (porque según encuentran “curas” para enfermedades y salvan la vida a las personas), ha logrado engañarnos y hacer que las contemplemos con una mezcla de intimidación, reverencia y respeto por todo lo que hacen por la salud humana. Han hecho desaparecer del alcance de toda la gente las curas naturales que existian en la antiguedad.

Caso particular de esta informacion lean AQUI.

La ironía de todo esto es que, como resultado directo del negocio farmacéutico, ha muerto más gente de enfermedades evitables que en todas las guerras del mundo juntas.

Estos decesos no fueron sólo consecuencia del uso de medicamentos (como en el caso de las 106.600 muertes anuales debidas a los efectos negativos de los fármacos), sino que también fueron fruto de la ocultación de información por parte de la industria sobre alternativas de salud sin medicamentos.

Las compañías farmacéuticas usan su poder y sus recursos financieros ilimitados de forma rutinaria para evitar que los médicos prescriban terapias naturales; sus fuertes grupos de presión hasta consiguen que el Congreso rechace solicitudes de remedios naturales presentadas oficialmente. Si usted investiga un poco por su cuenta encontrará que esto es verdad.

Han construido un elaborado laberinto de manipulación, control, infiltración e incentivos económicos para sistemáticamente engañar a millones de personas y hacerles creer que los medicamentos son la única solución a la enfermedad.

El engaño ha cobrado tanta fuerza que ha logrado lavarnos el cerebro para que pensemos que cada vez que nos enfermamos o no nos sentimos bien, sólo tenemos que tomar una píldora para sentirnos mejor. Según un artículo escrito en junio de 2008 por el Dr. Joseph Mercola en su popular boletín de salud natural, “por más que las empresas farmacéuticas quieran que usted crea que es normal tomar medicinas a diario, no lo es. Es una rara excepción que usted necesite alguna vez tomar un medicamento.”

No es ningún consuelo que una de las prioridades de la Agencia Federal de Alimentos y Fármacos (FDA son sus siglas en inglés), la oficina gubernamental creada para proteger la salud pública, sea la promoción tanto de medicamentos como de los intereses financieros de las compañías farmacéuticas.

Esto es así porque muchos de los altos funcionarios de la FDA y miembros de sus comités asesores aceptan, cada uno, más de 50.000 dólares en subsidios corporativos, contratos y honorarios por consultoría de las compañías farmacéuticas. No fue hasta que estalló el escándalo de Vioxx que se reveló la verdadera naturaleza de la FDA, junto con su indulgencia hacia la industria que, supuestamente, regula. En 2004 Merck comercializaba Vioxx para el tratamiento de artritis y de otras afecciones causantes de dolor crónico o agudo. Más tarde se descubrió que Merck había ocultado deliberadamente el riesgo de Vioxx de producir ataques al corazón.

La comunidad médica internacional ha criticado a la FDA no sólo por haberse quedado “dormida al volante” mientras esto ocurría, sino también por actuar en conspiración con Merck para esconder la verdad.

El comportamiento irresponsable de la FDA hizo que el Dr. Richard Horton, editor de The Lancet (una de las publicaciones médicas más respetadas del mundo) dijera: “Este descubrimiento señala los fallos asombrosos en los sistemas de vigilancia internos de pos comercialización de Merck, así como la debilidad letal existente en la supervisión reguladora de la Agencia Federal de Alimentos y Fármacos.” Desde entonces Vioxx se retiró del mercado.

 

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