Sobre la Pregunta «¿Quién soy yo?»

Ramana Maharshi califica la Autoindagación como «lo más sagrado de lo sagrado». De hecho, es un método revolucionario en la espiritualidad. Ramana explica la razón por la que esta práctica es única: «Lo que es esencial en cualquier sadhana [práctica espiritual] es tratar de traer de vuelta la mente que corre y fijarla en una sola cosa. ¿Por qué, entonces, no debería ser traída de vuelta y fijada en la Auto-atención (a este sentimiento del ‘yo’)? Sólo eso es la Autoindagación (atma vichara). Eso es todo lo que hay que hacer».

La Autoindagación es la conciencia de la propia Conciencia. Nos lleva más allá de la dualidad porque el objeto de la meditación (el «yo») se revela en última instancia como el propio Sujeto (la Conciencia transpersonal). Sin embargo, para dejar que la pregunta «¿Quién soy yo?» nos acerque a nuestra Naturaleza Real, o para preguntar verdaderamente «¿Quién soy yo?» de manera eficiente, es necesaria una cierta comprensión y madurez espiritual.

El método de auto-indagación de Ramana Maharshi: No hay una respuesta racional

En primer lugar, debemos comprender que no podemos responder a esa pregunta de forma racional o intelectual. Cuando afirmamos «entiendo, sé quién soy», en realidad estamos conceptualizando lo que es inefable.

Abrir la Atención

Plantear «la pregunta» mientras estamos centrados en la cabeza puede estimular la mente y hacer que este proceso de indagación no sea más que una imagen mental. Cuando abandonamos cualquier esfuerzo por conocer mentalmente la respuesta a la pregunta (cuando simplemente aceptamos una respuesta como «no lo sé»), estamos en un estado de completa Atención Abierta.

La diferencia entre el conocimiento jnana y el conocimeinto intelectual

El conocimiento racional se caracteriza por la dualidad, es secuencial y siempre es parcial. Pero, cuando nos relacionamos con el Corazón Espiritual, con nuestro verdadero «yo», este conocimiento debe ser de otro tipo -total y completo- y esto sólo es posible si nuestro ego (con su personalidad, mente, sentimientos, etc.) no interviene.

Maravillasamente

Toda la búsqueda de lo que realmente somos da lugar a una maravilla o asombro sagrado porque escapa a cualquier tipo de comprensión. Entonces, debido a la actitud de entrega, tenemos la sensación de que todos nuestros límites se disuelven en el infinito y nuestras energías se reordenan. Todas las energías convergen hacia el Sujeto Último, hacia el Corazón Espiritual (que trae belleza, amor y libertad). Por lo tanto, debemos formular la pregunta esencial «¿Quién soy yo?» sin esperar una respuesta racional. Más bien, indagamos desde un estado de entrega al asombro, a una intuición mística sobre quiénes somos realmente.

Del Pensamiento a la Existencia Pura

De este modo, abandonamos los enfoques habituales del conocimiento, porque nos damos cuenta de que la mente no puede contener el misterio de la respuesta. Por lo tanto, el énfasis se desplaza de la preocupación por averiguar quiénes somos (lo cual, al comenzar la Autoindagación, se hace de acuerdo con nuestra mentalidad habitual, con la mente racional) a la Presencia Pura del Corazón Espiritual.

Amando la Pregunta

Podemos amar, admirar y abrazar esta pregunta-intuición con respecto a nuestra existencia. En consecuencia, poco a poco dejará de tener un carácter racional, objetivo y consciente. Al ser una respuesta imposible de formular, nos liberaremos de la trampa de la conceptualización y podremos acceder a la totalidad que la Conciencia del Corazón Espiritual despierta en nosotros.

El arte de Mantener la Pregunta en el Corazón

La pregunta «¿Quién soy yo?» debe repetirse con sinceridad tantas veces como sea posible. Pero, no debemos hacerla con la mente. Si lo hacemos, sólo recibiremos respuestas superficiales relacionadas con lo que ya conocemos de nosotros mismos y nuestros recuerdos del pasado.

Además, al vivir bajo el marco de «la pregunta», saboreando el estado de misterio que suscita en el Corazón Espiritual, pero sin dejarse tocar o matizar por ninguna conceptualización, aprendemos otra forma de existir. En esta nueva actitud, la intuición de nuestra Realidad Última domina y nos encontramos en un estado de perpetua entrega y expectación, en una apertura incondicional al misterio inefable del puro «yo soy».

Tomar Conciencia de Cómo la Pregunta Despierta Orgánicamente en Nosotros

La pregunta «¿Quién soy yo?» existe en estado latente en cada uno de nosotros, creando armonía en todo nuestro ser. Esta armonía en sí misma trae el reconocimiento de nuestra existencia divina. Lo que queda es sólo un sentimiento de profundo reconocimiento que se origina en las indecibles profundidades de nuestro ser.

La Respuesta Precede a «La Pregunta»

Se dice que la pregunta «¿Quién soy yo?» surge espontáneamente cuando la respuesta-intuición de nuestra Naturaleza Real ya está sugerida.

Neutralidad y entrega

En el método de Autoindagación de Ramana Maharshi, la pregunta «¿Quién soy yo?» tiene una cualidad muy especial porque es una interrogación que hace que la mente entre en un estado de vacío. Si tenemos sabiduría y entrenamos adecuadamente la mente, no superponiendo nada a este vacío (sin conceptos, sin atributos), emerge la Realidad del Corazón Espiritual, atman.

La Armonía Traída por la Entrega

El Corazón Espiritual, al ser la Materia Última, no puede ser conocido por medio de métodos o sistemas. Cuando lo comprendemos verdaderamente, se produce en nuestro ser una especie de entrega que nos penetra. Todas nuestras energías internas, que antes estaban movilizadas por los pensamientos, los deseos y nuestra personalidad en general, entran en un equilibrio pacificador.

La Pregunta y «Neti, Neti»

Tratar de revelar «Lo Inefable» con la ayuda de la pregunta «¿Quién soy yo?» no es una meditación sobre un objeto específico. El Corazón Espiritual, atman, no es, como hemos dicho claramente antes, un objeto. En tal meditación, permanecemos lúcidos, sin interpretar, sin juzgar -simplemente siguiendo el sentimiento íntimo de la existencia. Este sentimiento no es desconocido, pero suele ser ignorado debido a nuestras identificaciones con el cuerpo, la mente, etc.

De ello se desprende que cada vez que la mente tiende a aferrarse a un concepto en el deseo de explicar y objetivar la experiencia inefable del Ser Supremo, es necesario recordar la famosa negación vedántica «Neti, Neti» («ni esto, ni aquello»).

El camino de la Autoindagación es una eliminación de todo lo conocido, porque, por el momento, falta el conocimiento directo de la verdadera naturaleza del Ser Supremo. Sólo eliminando lo conocido (nuestros pensamientos, percepciones y emociones) será posible revelar el Yo Último, el Eterno Presente. Así, nos sumergimos en una conciencia que se vuelve cada vez más íntima y profunda.

La Quietud

Esta pregunta nace de la quietud y se alimenta también del silencio que a veces creamos en nuestra mente y en nuestro ser. Así, a causa del silencio, aparece naturalmente una conciencia interior espontánea de lo que somos.

 Como nota final, cuando hacemos la pregunta Quien Soy Yo? con nuestra atencion puesta en nuestro Corazon y en el silencio y la quietud, obtendremos la respuesta de nuestro verdadero Yo, nuestro Ser.

Por un Mundo Mejor,

¡Todos juntos en La Victoria de La Luz!

 

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